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Helio Jonás

~ El exilio: de la invisibilidad al reconocimiento

La España mítica, al desnudo (1.1)
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Hablar en España del exilio es hablar de los olvidados, de los excluidos; de aquellos miles y miles de españoles que perdieron su casa, su familia, sus amigos, sus libros, su trabajo; que tuvieron que salir de su país para desaparecer, en muchos casos, por las grietas de la historia y pasar a la condición de invisibles. Y ahí situados, en una especie de limbo, han estado esperando durante años a ser reconocidos por los españoles.

Felizmente y de forma inesperada, este reconocimiento se ha comenzado a producir. No es que los historiadores hubieran desatendido la investigación en este punto: ha habido y hay excelentes trabajos al respecto. Lo novedoso hoy es que el gran público ha comenzado a descubrir nuestro exilio. Ya era hora. Recuperar la memoria histórica del exilio es una tarea obligada.

  • En primer lugar, para hacer justicia a aquel medio millón de españoles que atravesaron nuestras fronteras huyendo de la miseria, la violencia y la guerra y que muy poco se diferencian de quienes hoy en día vemos huir de las hambrunas, las guerras y la violencia a lo ancho de nuestro mundo.

  • Debemos, en segundo término, recuperar la historia del exilio porque es una forma de conocer la historia de España: de nuestro país fue expulsada toda una sociedad completa, una fiel representación de la misma con sus dirigentes políticos de izquierdas, centro y conservadores; líderes, intelectuales, científicos, militares, policías, carpinteros, agricultores. No fue una parte de la sociedad, una clase o una elite. Fue toda una sociedad la que se exilió con sus instituciones, sus partidos, valores, tradiciones… Era la España peregrina.

  • En tercer lugar, hemos de recuperar la memoria del exilio para conocer también mejor nuestro presente. Las sociedades somos, entre otras cosas, comunidades de recuerdos. Sin recuerdos no es posible la vida, sea esta individual o social. Es la memoria, cultivada a través de los procesos de socialización, la que nos transmite hechos, fenómenos, acciones que sirven como modelos, pautas de comportamiento, envoltorios de valores sociales que mantienen la cohesión. Por eso toda sociedad que pretende sobrevivir tiene que recordar; especialmente a las víctimas inocentes –nuestros exiliados– que todavía siguen esperando que se les haga justicia.


Pero, sobre todo, debemos recordar a nuestros exiliados porque en su mayoría constituyen un modelo de comportamiento cívico: condenados a vivir fuera de su patria en un mundo hostil y sin principios, supieron mantener viva la idea de una España abierta, anclada en los principios y valores del Estado de Derecho, en el respeto a la legalidad, en la defensa de la soberanía nacional y dieron con su vida ejemplo de lo que significa de verdad lealtad constitucional. España comienza felizmente a reconocer a sus exiliados, que es una forma de reconocerse a sí misma y reconocer los valores sobre los que se asienta nuestro sistema democrático.
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Créditos
· autor: Virgilio Zapatero
· artículo: “El exilio: de la invisibilidad al reconocimiento”
· índice: La España mítica, al desnudo. Ocho historiadores revisan ocho episodios legendarios
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